Mitos y verdades de los alimentos que aprender sobre nutrición
En la actualidad hay una creciente preocupación sobre la alimentación, buenos hábitos y conceptos de nutrición, lo cual es una excelente noticia. Pero igual de importante resulta informarnos sobre qué puede ayudarnos a llevar hábitos de vida saludables, como hacer “oídos sordos” a toda regla sin fundamento que nos pueda perjudicar más que beneficiar.
Por ello, expertos nutricionistas y profesionales cualificados del sector de la alimentación, se preocupan por dar unas pautas sobre qué es saludable y qué debemos ignorar bajo la etiqueta de buena alimentación.
Desde Foment Formació queremos ayudar a esta labor trayéndoos 5 principios que desmitificar o que aclarar sobre hábitos de alimentación saludable y nutrición.
5 mitos y verdades sobre alimentos y nutrición
#1 El desayuno debe ser contundente
Comenzamos con una verdad… a medias. Que el desayuno es de las comidas más importantes del día es una buena recomendación, pero como todo o casi todo lo que involucra a nutrición no debe ser tomado como un “mantra”.
El desayuno debe ser rico en nutrientes y no debemos suprimirlo bajo ninguna circunstancia, pero tampoco es plan de “atiborrarnos” y hacer de él todo un banquete donde no falte ni un solo representante de la pirámide nutricional (que abordaremos más tarde).
Resulta contraproducente desayunos donde abunden los azúcares, y aunque un zumo natural tiene aportes vitamínicos, no es sustitutivo de una buena pieza de fruta, cuyos nutrientes y vitaminas residen en su mayoría en los desechos del zumo (pulpa y cáscara). Por lo tanto lo importante es que el desayuno sea equilibrado: ni excesivo ni escaso.
#2 El gluten es malo para la salud
Seguimos con una falsedad bastante popular hoy día. Los crecientes casos de intolerancia o sensibilidad al gluten han fomentado que muchos lo hayan relacionado como un componente nocivo de nuestra alimentación, pero la realidad es que el gluten sólo es dañino para quienes le produce alergia, al igual que ocurre con el polen, los frutos secos o los melocotones por poner un par de ejemplos.
Suprimir por esta falsa creencia el gluten de nuestra alimentación no hace más que empobrecerla, eliminando una proteína que aporta variedad a nuestra nutrición y que no tiene ningún efecto secundario que haga empeorar nuestra salud.
#3 La pirámide nutricional es la guía a seguir
Existe un creciente debate sobre si la actual pirámide nutricional debe ser el patrón de alimentación a seguir. Respaldada por instituciones como la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, pretende ofrecer una guía de alimentación saludable, pero el hecho de que incluya, aunque sea mínimamente, productos con alto contenido en azúcares, ingesta de alcohol y consumo de cereales refinados a diario, la han puesto en el punto de mira de nutricionistas profesionales que la catalogan de despropósito.
La guía a seguir por tanto es mantener una dieta en la que seamos conscientes de qué nos resulta imprescindible consumir, qué podemos hacerlo de forma moderada y qué alimentos debemos tender a eliminar de nuestra alimentación: frutas y verduras jamás nos presentarán problema alguno si se combinan con fuentes proteicas que equilibren el aporte de nutrientes.
#4 Debemos incluir “superalimentos” en nuestra dieta
El término “superalimento” resulta más producto del marketing que una clasificación alimenticia de por sí (y una forma de justificar sus elevados precios a pesar de ser “comunes”)
No existen “superalimentos”: todos los alimentos naturales (habría que analizar en detalle los procesados), por el simple hecho de aportar nutrientes, son buenos y sanos, por lo que añadir a unos más que otros el prefijo “super”, responde más que nada a las necesidades del mercado que al hecho de que resulten casi milagrosos.
¿Quiere decir que no hay alimentos más sanos que otros? Por supuesto que los hay con mejores propiedades. Alimentos que se han querido denominar como “superalimentos” (soja, quinoa, salvado de trigo, etc.) contienen principios nutricionales que lo hacen óptimos, recomendables y saludables para el consumo habitual, pero no contienen muchas más propiedades de las que podemos encontrar en alimentos cotidianos y asentados en nuestra dieta como el arroz integral, las pasas o espinacas por enumerar tres simples ejemplos
Por otra parte, encomendarnos a estos “superalimentos” puede llevarnos a limitar nuestra dieta, algo que sí resulta contraproducente y poco recomendable.
#5 La comida, mucho mejor en versión “light”
Light es sinónimo de menor aporte calórico, pero no de “saludable” o “adelgazante”.
Según el Código Alimentario Español, un producto que se pueda calificar como light es aquel que se presente con un 30% menos de calorías que su homónimo. Esto quiere decir que en el caso de querer consumir una salsa hipercalórica, resulta más adecuada su versión más ligera, pero no por ello estamos dejando de ingerir una cantidad poco recomendada de calorías.
Por otra parte, la posibilidad de consumir gran cantidad de productos bajo el etiquetado light, produce el efecto psicológico que nos permitamos consumirlo en mayores cantidades, lo cual sí resulta nocivo para la salud según el producto del que se trate.
Cursos de alimentación en Barcelona con los que aprender sobre nutrición
¿Te ha sabido a poco toda esta información sobre lo que resulta beneficioso para nuestro organismo y lo que se trata de meros bulos o leyendas urbanas?
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